1. Corte los calamares en anillas de 1 cm y, si son grandes, parta los tentáculos por la mitad.
2. Aclárelos y séquelos con papel de cocina para que no salpiquen al freírlos. Reboce ligeramente el calamar con harina. No eche sal en la harina porque la sal, si se añade al calamar antes de la cocción, lo endurece.
3. Caliente el aceite de girasol en una freidora a 180 o 190°C o en una sartén hasta que un dado de pan se dore en 30 segundos. Para que la temperatura del aceite no baje, fría las anillas de calamar por tandas, dándoles varias veces la vuelta, 2 o 3 minutos o hasta que estén crujientes y bien doradas por ambos lados. No las fría demasiado porque quedarían duras y correosas en vez de tiernas y jugosas.
4. Con una rasera, saque los calamares fritos del aceite y póngalos sobre papel de cocina para que se escurran bien. Para que no se enfríen, resérvelos en el horno templado mientras fríe los demás.
5. Sale los calamares a la romana y sírvalos enseguida con gajos de limón y alioli aparte.
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